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Robledo de Chavela celebra a finales de agosto sus fiestas patronales en honor al Cristo de la Agonía.
Se celebran de miércoles a lunes, incluyendo siempre el último domingo del mes de agosto y siendo las fiestas locales, el jueves y el lunes de este periodo.
El miércoles comienzan las fiestas con el pregón en Plaza de España, tras el tradicional encuentro de peñas en el parque, donde se hacen entrega de los pañuelos que se lucirán ese año, desde allí todos juntos hasta la plaza para escuchar juntos el pregón.
Las peñas, visten sus camisetas para la ocasión y ocupan sus locales en la zona aledaña a la plaza, para pasar unos días de diversión con familiares y amigos. A las doce de la noche es el momento de los fuegos artificiales, que iluminan el cielo nocturno, y pueden verse desde diferentes puntos de la localidad.
El jueves es el día grande. Tras la misa, se saca en procesión al Cristo por las calles de la localidad. Al llegar a la plaza se interpretan en su honor los bailes típicos “El Rondón”, “Las Seguidillas” y “Los Labradores”, acompañados de las bandurrias y guitaras.
El resto de los días no falta diversión, por las mañanas se realizan juegos y concursos tanto para niños como para adultos, junto con el tradicional encierro de viernes a lunes, que en los últimos años se celebra a las 12.00 horas , también se celebran ”encierros para pequeños “ de la ganadería de “Cartón Piedra” a cargo de la Peña El encuentro.
Las tardes son para descansar o para ver las corridas de toros, también de viernes a lunes. Por la noche, las orquestas y los conciertos hacen que todo el mundo baile y se divierta en la plaza hasta altas horas de la madrugada.
Los bailes populares ocupan un lugar privilegiado dentro del programa de festejos, destacando la interpretación de madrugada de «Las Seguidillas» y «El Rondón», bailes típicos robledanos. Todos los vecinos saben bailarlos, e incluyen a todos los visitantes, siguiendo así una tradición fuertemente consolidada.
Llegado el lunes, llega la despedida de las fiestas patronales con la fiesta de la espuma y con la Becerrada Local y caldereta nocturna.
Cristo en procesión en las Fiestas Patronales de Robledo de Chavela
Durante estos días los robledanos invitan a todos los amigos, familiares y visitantes a que disfruten de las fiestas, esperando que pase el año rápido para volver a celebrarlas al año siguiente.
El 3 de febrero se celebra la tradicional Procesión de los Niños. Se trata de una celebración infantil y religiosa, ya que son los pequeños los protagonistas de esta fiesta. A las cinco de la tarde tras la misa, los niños llevan las andas de su santo en procesión, que ha sido decorado con cintas de colores para la ocasión. La procesión incluye bailes al santo y una vez devuelto a la Iglesia, se reparten las rosquillas de San Blas, previamente bendecidas a la salida de la Iglesia. Y es que San Blas, es venerado como abogado protector de los males de garganta, pues se le atribuye el milagro de la curación de un niño que se clavó una espina de pescado en la garganta.
Es por ello, que las rosquillas bendecidas por san Blas, protegerán las gargantas de los niños que las coman.
Antiguamente, los padres de los niños robledanos al nacer sus hijos apuntaban a sus hijos en un listado que corría cada año, hasta que finalmente les llegara el turno, para poder llevar las andas.
Dado que es una celebración religiosa, cada vez eran menos los niños que se apuntaban, de manera que actualmente los niños que van a hacer la comunión cada año serán los que llevan las andas, y los niños que la harán el año siguiente los que lleven las cintas. Si son muchos niños irán rotando llevando las cintas.
Hace años, cuando la jornada escolar era partida, los niños no tenían “cole” el día de San Blas.
Desde el año 1939, el Carnaval está fuertemente arraigado en Robledo de Chavela. Desde entonces, cada año niños, jóvenes y adultos disfrutan de estos días. El colorido y la originalidad de los disfraces hacen que la vida rutinaria se transforme en alegría, música y participación popular.
El Carnaval comienza el domingo, con el desfile de carrozas y el concurso de chirigotas para terminar el miércoles de ceniza con el Entierro de la sardina, que marca el final de estas fiestas y da inicio a la cuaresma.
Todas las tardes la plaza se llena de gente para disfrutar de las actividades programadas, los concursos de disfraces, pasacalles y degustar un chocolate caliente con torta o los tradicionales arenques.
El carnaval es un momento mágico. La originalidad y la creatividad, junto con la imaginación son muy importantes a la hora de elegir y confeccionar el disfraz que se lucirá cada uno de los días. El humor y la diversión reinan en las calles de nuestra localidad durante estos días festivos.
Los niños son los encargados de dar paso a la Semana Santa con el Vía Crucis que se celebra el viernes anterior a las doce de la mañana en el parque.
Continuamos festejando el Domingo de Ramos, momento en el que Jesús entra triunfante en Jerusalén. En la misa que se celebra ese día en nuestra iglesia parroquial se bendicen los ramos de olivo que portan todos los presentes según marca la tradición y que se colocaran en las casas y barandillas para la protección de las mismas.
Además, en la localidad se mantienen otras expresiones populares durante la Semana Santa de gran importancia e interés como la procesión de Jueves Santo y Viernes Santo, la subida del palo de Judas y el día de Judas (Domingo de Resurrección).
En Jueves santo, se saca en procesión la imagen del Nazareno, que acompañado de la Banda Municipal de Tambores y muchos fieles, recorre las principales calles de nuestro municipio.
En Viernes Santo, las imágenes que procesionan son la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Agonía. En esta procesión al igual que el día anterior, participa todo el pueblo. Los jóvenes y las mujeres son los encargados de entonar los cantos de cada una de las nueve paradas que se realizan cuando suenan las campanas. Es tradicional, recoger piedras del suelo que se arrojan a los tejados buscando la buena suerte para el próximo año.
Desde hace más de 30 años, el 5 de enero celebramos la tradicional Cabalgata de Reyes.
Con un desfile de carrozas y reparto de presentes traídos desde Oriente para los más pequeños de la localidad.
Y es que, ese día, la magia que envuelve a los niños y niñas se torna realidad.
Enclavada en un paraje natural de gran belleza, la Virgen de Navahonda descansa durante todo el año en su ermita, salvo dos semanas que reside en el pueblo.
Cuarenta días después del Domingo de Resurrección, la Virgen de Navahonda es traída a la Iglesia del pueblo, concretamente el Domingo de la Ascensión se va a buscar a la Virgen a su ermita, recorriendo a pie los nueve kilómetros que separan la Ermita de Nuestra Señora de Navahonda de la Iglesia Parroquial de la Asunción de Nuestra Señora.
Previamente, se ha pujado por conseguir llevar los brazos de las andas de la Virgen. En el camino se realizan paradas en determinados enclaves como La Mula, El Alto de Navahonda y la Pasadilla. Rodeando el pueblo en procesión, se deposita a la Virgen en el Altar Mayor de la Iglesia de la Asunción, que ha quedado preparada con flores, y donde permanecerá dos semanas. Es en este día cuando comienzan las Novenas en su honor.
El Domingo de Pentecostés se celebra en Robledo la fiesta grande de la Virgen. Las Hermanas de la Cofradía preparan a la Virgen vistiéndola de fiesta y en procesión recorren el pueblo. Al terminar el día, un espectacular castillo de fuegos artificiales precede al baile que congrega a todos los participantes en la Plaza Mayor.
Una semana después, el Domingo de Trinidad tiene lugar la Romería, que devuelve a la Virgen de Navahonda hasta su ermita. Tras una misa celebrada en la iglesia del pueblo, a las ocho y media de la mañana sale la comitiva, haciendo la primera parada en La Pasadilla, donde las personas que no pueden acompañarla despiden a la Virgen.
Es una fiesta de gran importancia en Robledo de Chavela por la gran movilización popular, las manifestaciones culturales y la mezcla entre lo religioso y lo profano.
Es tradicional, la parada en el Alto de Navahonda para reponer fuerzas con un almuerzo tradicional a base de productos locales y continúar hasta la ermita realizando las paradas habituales.
Se realiza una nueva puja para entrar a la Virgen en la ermita y comienzan los bailes tradicionales de los jóvenes vestidos de “ El Rondón”y “Las Seguidillas”, manifestaciones típicamente robledanas.
En la explanada de la Ermita continúan los bailes y la convivencia entre todos, participando de la fiesta que se completa con la animación que proviene de los kioscos, que previamente han sido subastados para contribuir a las arcas de la Cofradía de la Virgen de Navahonda. Las explanadas y los cercados próximos son utilizados para dar buena cuenta de los almuerzos que son compartidos por las familias o grupos de amigos.
A las siete de la tarde vuelve a salir la imagen para rodear la Ermita a hombros de los Cofrades. Se celebra la Misa y se da por terminada la fiesta, aunque algunos más jóvenes aprovechan la ocasión para alargar la velada hasta altas horas de la madrugada.
Es una fiesta arraigada, incluso tiene vocabulario propio:
El Judas es un muñeco que hacen los «quintos» los chicos que cada año iban a hacer el servicio militar, a imagen del personaje más popular del año. Este se coloca en la parte superior de un pino de gran altura, “el palo”, motivo de competición entre las quintas de años sucesivos, y se acompaña de travesaños dispuestos perpendicularmente al palo, que harán de soporte de los cántaros, en cuyo interior alojan sorpresas, caramelos y confeti.
Se celebra el Domingo de Resurrección, el domingo de Semana Santa, a las 12 de la mañana en la Plaza de España, con el encuentro entre dos imágenes que llegan por calles opuesta, entrando al mismo tiempo en la plaza, Jesucristo resucitado cuyas andas son portadas a manos de hombres y la Virgen María cubierta con velo negro, portada exclusivamente por mujeres. La madre de Jesús es descubierta, levantándose el velo, y se oye un grito:
«¿Quién te mató? ¡Aquel! (señalando a Judas). Pues ¡A pedradas con él!».
Ahí comienza el apedreamiento del Judas, los quintos lanzan cantos rodados de río que golpean al Judas y a los cántaros. Hasta que no se han roto todos los cántaros no se “baja el palo”, acto que consiste en cortar los vientos que lo sostienen y dejarle caer, para que caiga el Judas, que finalmente será llevado a la fuente de la Plaza.
Una parte interesante de la fiesta es la “subida del palo” en la madrugada del sábado, los quintos, sus padres y amigos, tiran del palo sujeto por sogas en direcciones opuestas, para elevarlo y dejarlo en vertical a la espera de la celebración del día siguiente. Tras la subida, el resto de la noche los quintos la pasan haciendo la ronda, los quintos rondan a sus madres, novias y amigos llevándoles canciones tradicionales autóctonas, que son agasajadas con invitaciones en las casas que rondan. La fiesta de los quintos se mantiene hasta las doce del mediodía del día siguiente, en que la Plaza de España repleta espera impaciente el apedreamiento del Judas.
Una vez terminado el apedreamiento, los quintos se reúnen con familiares y amigos para comer los tradicionales corderos y cabritos. Antiguamente los quintos eran los chicos que iban a ir a la mili, pero los tiempos corren , y actualmente serán quintos y quintas, chicos y chicas, los que pueden participar en esta tradición ancestral.
Se celebra en junio y está respaldado por una antiquísima tradición, común a numerosas poblaciones.
Los niños que han recibido la Primera Comunión, vuelven a vestirse para asistir a la Misa de Corpus. Al terminar, se sale en procesión y son ellos los encargados de tapizar las calles con pétalos de rosas mientras recorren los altares populares que los vecinos han organizado en determinadas zonas del casco urbano. En la Plaza de España, el Ayuntamiento con ayuda de los vecinos prepara el altar en el que se realiza la última bendición.
Antiquísima tradición que se remonta al año 1296. Cada año, en Nochevieja, en la madrugada del 31 de diciembre los quintos queman una gigantesca hoguera en el centro de la Plaza para recibir el año nuevo.
Tras la Misa del Gallo en la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, los mozos, los chavales que iban a entrar en quintas, bajaban con antorchas para encender la hoguera, a día de hoy el servicio militar obligatorio desapareció pero la tradición continua.
Antaño, los quintos salían de madrugada junto con sus padres y familiares, con dos carros tirados por bueyes hacia los montes del municipio, para cortar los troncos de los árboles secos y enfermos. Al final de la mañana, todos almorzaban las viandas preparadas por sus madres, y las sardinas, arenques y el vino que les regalaba el Ayuntamiento. De regreso al pueblo, disponían la leña en uno de los carros en un círculo. Cada quinta intentaba que fuese más alto que el de la quinta anterior.
Los robledanos acudían a la Misa del Gallo, junto a los quintos que se incorporan a filas y sus familiares, en la imposición de la Medalla de la Virgen de Navahonda, con el fin de llevarla como protección en todo momento. La medalla que se impone a los quintos en ese día es regalada por la Cofradía
Este acto se celebra desde 1296, aproximadamente, año en el que los robledanos ganaron el pleito a los segovianos sobre la propiedad de la imagen de la Virgen.. Al terminar la Misa del Gallo, el cura bendecía en la puerta de la Iglesia las teas que los quintos utilizaban para prender la lumbre.
El otro carro de leña era depositado junto al Consistorio y, durante la noche, los vecinos del lugar se agrupaban cantando y bailando las tradicionales jotas y seguidillas, mientras que los quintos con el Regidor Municipal repartían la leña a los ancianos más pobres del pueblo, para que durante el invierno tuviesen leña con la que calentar la casa y el puchero.
Cuando la lumbre se convertía en un rescoldo gigante, los vecinos compartían con el Alcalde y los quintos chorizos, morcillas, panceta, patatas, etc., que asaban en el mismo. Desde entonces y hasta nuestros días, se sigue celebrando cada año esta singular tradición.
Es una fiesta que se celebra en nuestro municipio desde épocas inmemorables, muy posiblemente para celebrar la llegada de la primavera, saliendo a celebrarlo al campo. La celebración es grupal, se reúnen amigos y familiares en el campo, dispuestos a compartir la merienda, pero no una cualquiera, sino “la merienda”. Para tal día, los panaderos de la localidad elaboran los «Panecillos del día de la merienda», redondos y de pequeño tamaño, para rellenar con tortilla de patatas que elaboraban tradicionalmente las abuelas. El vino era el encargado de regar los deliciosos bocadillos.
Se reservaban para poder elaborar las tortillas los huevos de las gallinas durante toda la semana, haciéndose primero las de los nietos y luego las de los mayores.
Uno de los lugares preferidos por los vecinos para tal día es el Cerro de Robledillo, en las proximidades del núcleo urbano.
El día de la merienda (25 de marzo) tiene una gran tradición y aceptación entre la población del municipio, incluso atrae a foráneos que disfrutan con nosotros de este hermoso día, aunque no tiene consideración de fiesta local.
El día de la fiesta de San Antonio es el 13 de junio. La víspera los feligreses y hermanos de la cofradía suben a buscar al santo a su ermita en el cerro Robledillo, desde donde se baja al santo en procesión hasta el pueblo, quedando ubicado en uno de los altares de la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora.
El día de la fiesta comienza con una misa a las doce de la mañana, seguida de una procesión por las calles más céntricas de la localidad. Se bendicen los panes y las rosquillas típicas del santo para posteriormente ser vendidas en la Plaza de España y de esta forma obtener fondos para el santo.
Posteriormente, los hermanos del santo y en concreto los “mayordomos” invitan a una limonada con un refrigerio a todas las personas que acompañan al santo en la procesión.
Por la tarde, ese mismo día, a las 19:00 horas se llevan a cabo los juegos tradicionales para niños y adultos en la Plaza, con los típicos morteros que lanzan pequeños juguetes y golosinas por los aires.
Antiguamente, también se festejaba con la suelta de vaquillas en la plaza del pueblo.
El día 14 se celebra una misa por todos los hermanos difuntos de la cofradía.
El primer domingo después de la festividad o el segundo según las fechas de cada año, se celebra la romería. El santo sale a las nueve de la mañana de la Iglesia parroquial para regresar a su ermita, por el camino de San Antonio a través del pinar con el santo en procesión.
A las doce de la mañana, con el santo de nuevo en su ermita se dice misa. De esta forma se inicia un día en el campo y en familia, donde se come y se disfruta con todos los asistentes.
Se bendicen de nuevos los panes y las rosquillas del santo y se realiza la rifa de la tradicional cordera y el jamón, todo ello para obtener fondos para el santo.
A las siete de la tarde, se inicia la procesión del santo por los alrededores de la ermita, junto con los bailes regionales en honor del santo. De esta forma se da por finalizada la romería de nuestro querido santo, esperando impacientes que llegue la del próximo año.
Curiosidades
La Cofradía cuenta en la actualidad con unos 450 cofrades. Antiguamente, todos los cofrades eran hombres. Hoy en día hombres y mujeres pueden formar parte de la misma.
Durante todas las festividades llevan puesto un lazo blanco con una medalla del santo.
Todas las noches de los sábados del mes de julio, las bandas de música ocupan la Plaza de España.
Amenizando a robledanos y visitantes gracias a este festival de bandas de música, que el 2019 celebró su XXII edición, lo cual da fé del grado de implantación del mismo en las noches de verano de la sierra oeste de la comunidad de Madrid.
A principios de agosto este Certamen “Dragones de Robledo”, un Festival de Artes y Patrimonio.
Su programa, que cambia cada año, recoge una serie de actividades culturales, teatro, pintura, música, conferencias cuyo objetivo es dar a conocer el patrimonio histórico artístico de la localidad.
Su nombre se debe a los Dragones descubiertos en la bóveda de la iglesia parroquial..
Difundir ese patrimonio y albergar un espacio para la creatividad, la imaginación y despertar el interés por esta joya pictórica que hace única nuestra iglesia.
El cartel de actividades artísticas y culturales está dirigido a las diferentes edades para que robledanos y visitantes participen en todas ellas. Arte, cultura, patrimonio, turismo y ocio van de la mano en este certamen, junto con el concepto innovador del mismo hacen que sea un éxito año tras año.
Desde el año 2012, se celebra en Robledo la llegada de la Navidad de una forma original y familiar.
Cuando llega la tarde y el sol comienza a bajar, todos lo que quieran participar se reúnen en la explanada de la ermita de San Antonio, donde se les entregan las antorchas.
Desde allí, con las antorchas ya encendidas, se inicia la bajada por el cerro de Robledillo hasta llegar a la Plaza de España. Desde el pueblo, puede observarse en algunos tramos, como el río de luces titilantes van descendiendo en la noche.
Papá Noel espera en el Mirador de Robledillo, lo que despierta la alegría de los más pequeños. El camino se acompaña de luces y cánticos de villancicos.
Desde el casco urbano se divisan unas luces serpenteantes descendiendo por la ladera de la montaña. Este momento mágico da inicio a la Navidad en nuestra localidad, dentro de un ambiente festivo que finaliza tomando chocolate caliente para recobrar fuerzas.
El aguinaldo es una tradición muy antigua originada en España y también extendida por América Latina.
En Robledo festejamos el día del aguinaldo desde hace muchísimos años.
El día 24 de diciembre a las 12 de la mañana los niños pasan por el Ayuntamiento, muchos vestidos de pastores y cantando villancicos, donde reciben una bolsa llena de castañas, higo secos y nueces como marca la tradición.
Durante 50 años, Jesús “el alguacil”, fue el encargado de dar a los niños el aguinaldo, incluso estando ya jubilado.
El año que cumplió 50 años con esta misión, dió el relevo a los trabajadores del Ayuntamiento, que se encargan de repartir actualmente el aguinaldo.
La tradición marca que en la tarde, continúen los canticos de villancicos y tocando panderetas, los grupos de amigos o pandillas, recorren las casas del pueblo, donde los vecinos y familiares, les entregan obsequios después de cantarles un villancico. Estos presentes pueden ser desde caramelos o frutas hasta monedas para después poder comprarse algún capricho por navidad.
Todo lo que los vecinos van regalando se va guardando en una bolsa común que se repartirán entre todos una vez finalizado el recorrido.
Desde el año 2011, fruto de la colaboración del Ayuntamiento con unos activos vecinos de la localidad, se puso en marcha este nuevo atractivo.
Unos días antes del inicio de la navidad se coloca en la Plaza de España la recreación de un Belén a tamaño natural.
Belén es el lugar, donde según la biblia, se ubicaba el pesebre donde nació Jesús. En el nuestro se representa toda esa pequeña población con su pesebre, sus casas, animales y figuras más representativas.
Se puede disfrutar de esta tradición tan importante hasta después del día Reyes, ya que la representación del Belén permanecerá todas las navidades en la Plaza, donde se podrá pasear entre las casas de oficios, los huertos, las tabernas y todo ello rodeado de los animales del lugar.
Incluso el día 24 día en que se celebra la apertura, se puede probar caldo calentito y el pan horneado dentro del mismo belén.
Cada año, son vecinos los que, a lo largo del año, elaboran nuevas figuras, su vestuario, los animales, y preparan sus hogares para las próximas navidades.
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